Narciso Gastón Ayala estaba preso en la Unidad 1 de Olmos por robo calificado, pero era inminente que lo trasladaran a la 34 por sus recurrentes ataques de epilepsia que le provocaban trastornos psicóticos, informaron fuentes oficiales. En julio tuvo un episodio, que, al parecer, se repitió el 1 de agosto. Ese día murió.
Según las autoridades penitenciarias, fue a consecuencia de un golpe que sufrió al caer de la manta en la que otros cuatro internos lo llevaban al sector de sanidad. El informe forense dice otra cosa: Ayala presentaba golpes en todas partes del cuerpo y falleció por asfixia mecánica, presuntamente provocada por la presión de un brazo a modo de llave, “que no deja marcas en la laringe”, explicó un especialista.
El defensor de uno de los 7 que se encuentran con eximición de prisión comenzaron a declarar este jueves ante el fiscal de instrucción, confirmo Julio Beley a INFOPOLICIALES.
La causa se caratuló como “imposición de tortura agravada por el resultado muerte”.
Los primeros en quedar imputados fueron el entonces jefe de esa unidad situada en 197 y 52, y cinco suboficiales, sospechados de haber tenido contacto directo con la víctima. Tres días después del hecho todos fueron pasados a disponibilidad.
La misma suerte corrieron después dos subjefes del penal y otro suboficial, ya que peritajes y testimonios indicarían que “vieron lo que pasaba y no lo evitaron”. Hoy, todos tienen orden de detención, pero los dos ex subjefes son los únicos que están presos, ya que no llegaron a presentar un pedido de eximición, señalaron voceros con acceso a la causa. En las últimas horas accedieron a prestar declaración. En sus indagatorias argumentaron que no presenciaron el ataque, de modo que no tuvieron oportunidad de impedirlo, aunque esta versión entraría en contradicción con otras evidencias, según trascendió de fuentes oficiales.